O* un joven de 31 años, tuvo su primer contacto con Pro Niños a los 18 años en Coruña. En aquel entonces, se acercó a los compañeros que trabajaban en el Centro de Día (CD) y les pidió permiso para unirse. Estuvo en el programa durante 10 meses y posteriormente, decidió tomar su opción de vida regresando con su familia.
Doce años después, O* volvió a Pro Niños en busca de apoyo para encontrar empleo y vivienda. Compartió su experiencia de los últimos años: vivió en Veracruz, cuidó de sus abuelos hasta su fallecimiento, trabajó en eventos de conciertos y viajó por México con bandas musicales. Tuvo una hija, cambió de trabajo y laboró en una gasera. Sin embargo, su vida dio un giro drástico cuando descubrió que su vida corría peligro en su entorno laboral debido a la violencia y abusos. Con la aprobación de su esposa, huyó a la Ciudad de México y acudió a la fundación en busca de ayuda.
La colaboración con O* ha sido fluida, ya que está dispuesto a recibir apoyo. A pesar de haberse sentido devastado y limitado al principio, perseveró tras varios intentos fallidos en diferentes trabajos. Finalmente, logró asegurarse en un empleo formal, en donde está a punto de renovar su segundo contrato. O* tiene la determinación de terminar la secundaria para mejorar sus perspectivas salariales en la empresa. Actualmente, vive por su cuenta en un cuarto que renta, trabaja y tiene planes de continuar sus estudios. Expresa su gratitud a Pro Niños y está enfocado en construir un futuro mejor para su familia.