Pro Niños ha centrado sus acciones en la restitución de derechos con adolescentes que han tenido a lo largo de su historia de vida que enfrentar severas carencias y se han visto sometidos a condiciones de exclusión y violencias múltiples.
Es así que, como primer paso, buscamos entenderles por lo que hemos aprendido a verles no como un grupo homogéneo, simplemente definido por cambios fisiológicos y hormonales determinados por pertenecer a un grupo etario, sino como individuos con diferencias sustantivas, en proceso de construcción de su identidad, de sus conexiones con un mundo que en general ha sido hostil, pero que desde sus múltiples capacidades puede ser resignificado para abrir paso a opciones de vida digna.
Para atenderles aceptamos el reto de aprender a establecer con ellos relaciones más simétricas, más curiosas y respetuosas de nuestras diferencias y de nuestras distintas perspectivas, cuidando que nuestra adscripción al mundo de los adultos no signifique creer que todo lo sabemos o que somos quienes tenemos la última palabra. Hemos aprendido que es desde la asimetría que nuestra sociedad impone en las relaciones de los adultos con los más jóvenes, donde se hace imposible plantear el reto de la definición de la propia identidad sino como pelea y oposición.
En Pro Niños nos gusta más bien cuidar los espacios donde los adolescentes exploran sus experiencias, sus sentimientos, donde encuentran un lugar de pertenencia y conexión segura; sabemos que si ofrecemos ambientes seguros ellos pueden desplegar todas sus habilidades, crear relaciones significativas y mantener su interés en participar en los contextos sociales que en otro momento les dieron la espalda.
Es nuestra esperanza que al cuidar los espacios de participación de los adolescentes estemos contribuyendo a la construcción de entornos menos injustos, al desarrollo de una ciudadanía más consciente y participativa. Esto ayudará a revertir el daño que la falta de cuidado y respeto por los otros nos está haciendo a todos, evidenciado principalmente por la destrucción del tejido social y las múltiples violencias que sufrimos cotidianamente.